Joaquín Crespo. |
Durante
el siglo XIX venezolano, la guerra y la
política estuvieron íntimamente ligadas. Usualmente las disputas ideológicas se
resolvían en los campos de batalla debido a la debilidad militar del estado
para someter a los caudillos regionales y la inexistencia de partidos políticos
importantes que pudieran defender las demandas de la población por vías
institucionales. Debido a esto la paz entre los diversos caudillos entre sí y
con el gobierno central dependía de la voluntad de estos.
Producto
de esta inestabilidad política los fraudes en las elecciones se volvieron una
simple excusa para que algún caudillo se alzase contra el poder central y la
Revolución de Queipa no fue la excepción.
Con
motivo de la sucesión presidencial de Joaquín Crespo para el período 1898-1902,
el gobierno saliente autorizó el desarrollo de la libre propaganda electoral de
los diversos candidatos presidenciales. Asimismo, para los comicios a
celebrarse en septiembre de 1897 se había restablecido el sufragio directo,
secreto y universal, hecho que se había producido durante el mandato de Crespo
comprendido entre 1892-1894, en la Constitución de 1893. Bajo estas
circunstancias se desarrolló una intensa campaña electoral por parte de los
distintos actores políticos, entre quienes figuraba especialmente José Manuel
Hernández por representar una opción de poder distinta a la representada por el
candidato oficialista Ignacio Andrade. En tal sentido, Hernández se convirtió
en un personaje de una gran popularidad, en el que las masas tenían una gran
esperanza de cambiar las condiciones del país y en el que los sectores
conservadores desplazados del poder veían una posibilidad real de derrotar al
liberalismo amarillo.
En
términos generales, a pesar de contar con escasos recursos económicos El Mocho
Hernández realizó una extensa gira electoral que lo llevó a recorrer casi todo
el país tomando en consideración las dificultades de las vías de comunicación
del país para ese entonces , a implementar novedosas técnicas electorales tales
como la difusión de pines y botones con su imagen y realizar múltiples
concentraciones populares. No obstante, en la medida que fue acrecentándose la
popularidad de Hernández y en la que se acercaba el mes de septiembre fecha en
que se realizarían los comicios, el gobierno fue estrechando la vigilancia
sobre la candidatura de José Manuel, mediante la intercepción de su
correspondencia. Asimismo, las diversas concentraciones a favor de su
candidatura fueron disueltas mediante el implemento de la recluta, lo cual
disuadía a sus partidarios a reunirse. En definitiva, el clima político previo
a las elecciones de 1897 se caracterizó por una gran tensión política que hacía
prever un desenlace violento en dichos comicios.
De
acuerdo con los testimonios de la época, al llegar el 1 de septiembre de 1897
cercano a las elecciones a celebrarse entre los días 10 y el 12 del mismo mes,
la situación de relativa propaganda electoral cambió totalmente al observarse
el control de las plazas públicas y las mesas electorales por parte de hombres
armados de machetes. En estas circunstancias Hernández llegó a la parroquia de
La Candelaria para ejercer el voto junto a unos amigos, lo cual fue impedido
por dichos sujetos tal como ocurrió en otras mesas de votación a lo largo del
territorio nacional. Ante esta situación, Hernández apegándose a la legalidad
formuló su denuncia ante las juntas seccionales. Sin embargo, el gobierno
nacional no sólo desatendió sus demandas, sino que lo encarceló junto a algunos
partidarios de su candidatura. Posteriormente, el Congreso reunido en febrero
de 1898 declaró Presidente de Venezuela a Ignacio Andrade, luego de presentar
los siguientes resultados: Ignacio Andrade 406.610 votos; José Manuel
Hernández, 2.203; Juan Pablo Rojas Paúl, 203; Guzmán Blanco, 152; Nicolás
Rolando, 31. El mismo día, tras su liberación José Manuel Hernández iniciará
los preparativos de su movimiento armado, conocido como la Revolución de
Queipa.
El
movimiento armado liderado por el mocho Hernández comenzó su marcha hacia la
Sierra Occidental de Carabobo el 1 de marzo de 1898, apremiado por las fuerzas
del gobierno. El contingente armado encabezado por Hernández se fue adentrando
en dicha sierra con el fin de aprovechar las condiciones topográficas de la
región, la cual por ser montañosa permitía la lucha de guerrillas. Asimismo, en
poco tiempo se le fueron sumando adeptos que aumentaron el tamaño de sus
fuerzas, las cuales ya para el 2 de marzo se calculaban en 200 hombres, con los
cuales haría comenzaría su empresa revolucionaria en la hacienda de Queipa,
cerca de Valencia. El 14 de marzo Hernández marchó al sur de Carabobo para
encontrarse con uno de sus principales jefes militares, Luis Loreto Lima, con
la ayuda de quien logró reunir un contingente de alrededor de 700 hombres
divididos en 400 infantes y 300 jinetes, los cuales estaban en clara desventaja
con los cinco batallones y un escuadrón del gobierno que en total sumaban 1.500
hombres y 70 jinetes. No sería hasta entrado mayo, cuando el mocho Hernández
contaría con la mayor cantidad de efectivos a su disposición: 1.500 hombres.
En
términos generales, durante el desarrollo de la guerra se produjeron pocos
enfrentamientos de gran envergadura entre las fuerzas de El Mocho Hernández y
las tropas gubernamentales. Entre los combates más importantes se pueden
mencionar el de la Mata Carmelera ocurrido el 16 de abril y el de Churuguara
efectuado el 5 de junio de 1898. En el primero, las fuerzas del mocho Hernández
compuestas de 450 infantes y 300 jinetes se enfrentaron a 1.600 soldados del
gobierno comandados por el propio Joaquín Crespo, derrotándolos. Las tropas
oficiales tuvieron muchas bajas entre las que figuraba Joaquín Crespo quien fue
herido mortalmente de bala. En el segundo, Hernández sufrió un duro golpe al
ser derrotado y perder 600 hombres ante Antonio Fernández (Ministro de Guerra y
Marina), lo cual tendría una consecuencia definitiva en su posterior derrota y
captura el 12 de junio en El Hacha (Yaracuy) a manos del general Ramón Guerra.
A
pesar de que el gobierno de Ignacio
Andrade había superado el episodio representado por la Revolución de Queipa, la
situación de inestabilidad política continuó durante su gestión gubernamental.
En tal sentido, la desaparición de Joaquín Crespo del panorama político el 16
de abril en La Mata Carmelera, aunque se tradujo en un factor favorable para Andrade
ya que suponía una mayor libertad de acción, supuso también la aparición de
nuevos actores políticos que buscarán ocupar el vacío de poder dejado por el
Crespo. Dos de los personajes más importantes que surgirán durante este período
son Ramón Guerra y Cipriano Castro.
Ramón
Guerra ocupó el puesto de Joaquín Crespo como jefe de la primera
circunscripción militar del país, teniendo como misión salir a combatir a El
Mocho Hernández, a quien derrota en El Hacha, poniendo prácticamente fin a la
guerra. Al regresar victorioso, Guerra aspira a la presidencia del Gran Estado
Miranda (Aragua, Miranda, Guárico y Nueva Esparta); encontrándose con que
Ignacio Andrade lo nombra presidente del estado Guárico. Burlado en sus
aspiraciones se declara en rebeldía el 19 de febrero de 1899 en Calabozo,
acusando a Andrade de violar todas las normas del vivir constitucional. La
rebelión de Guerra fue finalmente sofocada el 22 de marzo al ser derrotado por
el general Augusto Lutowsky. Ante esta situación no le quedó otra opción que la
de huir a Colombia.
Derrotados
los alzamientos militares de José Manuel Hernández y Ramón Guerra, el gobierno
de Ignacio Andrade todavía tuvo que enfrentar un tercer movimiento armado
encabezado por Cipriano Castro, la Revolución Liberal Restauradora, el cual
finalmente lo expulsó del poder el 22 de abril de 1899, dando inicio a una
larga hegemonía: la Andina.
Como
comentario final se puede concluir que quizás el aspecto más importante del
movimiento armado liderado por el mocho Hernández, radique no en su desarrollo
y posterior fracaso, sino en las consecuencias que tuvo en el panorama político
de la última década del siglo XIX. Por un lado, la inesperada muerte de Joaquín
Crespo en el combate de La Mata Carmelera, asestó un duro golpe al Partido Liberal
Amarillo al dejarlo sin el último de sus más sobresalientes líderes, lo que al
final derivaría en la desaparición de dicha organización partidista. Por el
otro, derivado del vació dejado en el poder por Crespo, surgieron nuevos
actores políticos que buscarían ocupar su espacio; siendo Cipriano Castro el
más destacado estos personajes, ya que no sólo derrocó a Ignacio Andrade sino
que inició una etapa en la historia de Venezuela, marcada por la llega al poder
de un nuevo grupo político y geográfico: los andinos.
es.wikipedia
No hay comentarios:
Publicar un comentario